Si acaso atravieso esta puerta,
si vuelvo del camino pensado,
si niego las voces de la cordura,
yo sé que me destruyo
(ya sé que me falta algo).
Pero igual me desgastaría
en cualquier otra ronda
y en cualquier latido.
Pero igual seguiría perdido
rodeado tan sólo por las voces
en un pasillo sin cielo.
El que habla en mi mente es un cobarde,
un jugador al revés,
yo mismo hecho tortura.
Ya hemos dejado de escucharnos,
(quizás nunca nos conocimos)
pero seguimos eligiendo.
Si acaso encuentro la calma,
entraré sonriendo a la locura.